lunes, 29 de febrero de 2016

Desde el centro, para adentro.

Desde el centro, para adentro.

El amor es tan importante como la comida, pero no alimenta” GGM

Bien dicho por Gabo, queremos comenzar esta serie de viajes por nuestra hermosa ciudad a través de la comida, demostrar el amor que le tenemos vía corazones contentos y barrigas llenas. Como una buena arepa rellena, lo mejor está en el centro, y nuestra travesía comienza por aquí, la Carrera 9, testigo de grandes acontecimientos y hoy una fuente excelente de artículos de iluminación, bombillos, avisos de neon, bolas de disco, todo lo necesario para “engallar” cualquier rematadero de rumba clandestina, ahí quieta, intacta como desde 1939 en el número 21-71 , se encuentra la salsamentaria “El Bohemio”, en su casona tradicional con un patio interior que nada tendría que envidiarle a la casa de la Marquesa en la novela del prime time.


La oferta es clara y directa, las mejores salchichas de la ciudad, pequeñas, de color y aspecto misterioso, pero como una caja de pandora, la sorpresa está en dejarse llevar por la curiosidad y probar este manjar , muy bien condimentadas, con su salsa típica “Atavaska” (servida convenientemente por botellas rojas en cada mesa) y un pan francés, delicioso, fresco, y recién hecho en la parte de atrás del restaurante, maridar con una Aguila helada y pedir una segunda media porción de 6 salchichas.






Adicional tienen sanduches de mil variedades, pero si es su primera vez, no deje el lugar sin llenarse el gaznate de las salchichas y la atavaska, un excelente plan por 10 mil pesos. En la salida tienen todos sus productos para llevar y así tratar de emular en casa esta exquisitez de dioses terrenales.


Salir inmediatamente a darse una vuelta por la séptima hacia el sur, llevar monedas para agradecer a los artistas callejeros, saludar a Michael Jackson, Carlos Vives y lo que aparenta ser un comediante metido en un coche de bebé, bajar por la antigua calle 13 (hoy calle 12b)
y ubicarse en el 7-94 , no menos famoso que los reggeatoneros de Calle 13, en la cigarrería “gran 13” se atreve-ve-ve-ven a hacer unos de los sanduches más frescos, ricos y bien condimentados de la ciudad, un subway a la bogotana, con mas de 8 tipos de carne, 2 tipos de pan y oferta de cervezas internacionales, calientes o fríos estos emparedados lo dejarán listo para seguir la travesía hacía el plato fuerte (más comida?, si más!)

Tomar nuevamente la séptima, cada vez más hacia el centro, pasar el eje ambiental, una foto que nunca queda mal, y dejarse maravillar por la nueva séptima peatonal, un museo a cielo abierto con adoquines traslucidos que dejan ver los antiguos rieles del Tranvía  -aquí hago una mención especial para la gente de http://tranviabogota.com , quienes están promoviendo recorridos culturales e históricos por la Candelaria, paseo imperdible y muy recomendado para hacerlo de noche, con un buen canelazo y compañía, plan inigualable- ya llegando a la Plaza de Bolívar sabemos que estamos en buen rumbo cada vez más hacia el centro, porque el centro no se acaba en la 12, hay todo un centro poco recorrido por turistas y nativos, y nuestra Arca de la Alianza se encuentra en la calle 2.

En la calle sexta, se encuentra el archivo general de la nación, una de tantas obras de Salmona que engalanan nuestra ciudad, como mandan los cánones, toda en ladrillo. Seguir por la séptima y conocer el archivo distrital, que con muchas exposiciones itinerantes se convierte en un destino genial para conocer nuestro pasado como ciudad y por qué somos como somos.

Llegados a la calle 3 basta con levantar la cabeza para saber que las 3 cruces que vemos nos dan la bienvenida a Las Cruces, barrio tradicional y cuna del mejor hip hop de Colombia, bastante tienen que aprender los muchachos del “rap consciencia” que saltan de articulado en articulado, de las agrupaciones surgidas de estas calles, el parque es mucho más bonito y mucho menos peligroso que como lo describe el ojo de la noche de Caracol, bastante más apacible que los titulares del  Q´Hubo y aquí en la esquina de la calle segunda con carrera séptima encontramos el santo grial: “Asadero y Restaurante ROQUE”.


Bogotá es una ciudad de asaderos de pollo, panaderías y peluquerías,  barrio bogotano que se respete tiene estas 3 en no menos de 4 cuadras de diferencia, asi las cosas, determinar por qué ROQUE es el mejor asadero de pollos de la ciudad no fue una tarea fácil, pero para un consumidor habitual de aves asadas por 32 años, se los puedo garantizar, en sabor, tamaño, precio y gusto, tenemos un claro ganador.


Esta gente no asa pollos, ¡asa avestruces! , son gigantes, con medio pollo comen 2 o 3, adobados únicamente con ajo, acompañados de papas fritas caseras (grandotas, crocantes) y arroz, no decepciona en ninguna presa y para salirse del circuito tradicional de esos pollitos (que parecen perdices) de cadena, no tienen guantes, el sabor es para aprovechar a mano pelada y dedo chupado, a un precio justo y con una jarra de refajo, por 25 mil pesos come una familia de 5, o 3 tractomuleros hambrientos, la recomendación personal es llegar con hambre y pedir la bandeja personal con arroz y ensalada.



Cebados, cansados y contentos, llegamos a casa con la satisfacción del deber, el beber y el comer cumplido, soñando en una nueva aventura por la Atenas Suramericana (antes del socialismo griego,  claro está) que nos haga divertirnos tanto como esta y porque no?, contagiarlo a usted, lector famélico de aventura y gastronomía local .


espero sus opiniones, sugerencias y comentarios.



viernes, 19 de septiembre de 2014

Bogotá se mamó de ustedes!


A menudo, que a menudo, cada minuto se oye una nueva queja, un nuevo alarido contra estos 1,500 kilómetros cuadrados que a algunos nos vio nacer, a otros acoge sin remordimiento, a muchos educa y a todos permite que se desarrollen personal y profesionalmente  sin pedir nada a cambio, y muy amablemente ustedes acogen esa regla:  “usted ciudad exista , regúleme a sus otros 8 millones de habitantes, manténgame seguro y a salvo, con las calles limpias y sistemas de Transporte Masivo exclusivos para mi y déjeme vivir, y yo a cambio me voy a seguir quejando sobre que usted es un potrero insufrible

Bogotá es un conjunto cerrado donde sus ocho millones de inquilinos están esperando que un administrador incompetente les solucione sus problemas, porque el deporte bogotano por excelencia es ese, culpar al parapeto de Lievano por todo y caemos todos en ese lugar común fácil y barato (como nos gusta) de endilgarle la responsabilidad de absolutamente todo lo que pasa en la ciudad, a un político que a duras penas logra pasarse un peine por la cabeza, y llevamos 10 años en las mismas, “porque Bogotá si era una maravilla en la época de Mockus-Peñalosa” , y esa maravilla se basaba en la cultura ciudadana, el respeto a lo público, al espacio, a la convivencia y cordialidad; y es qué acaso porque cambia el alcalde, cambia la cultura? Acaso somos animales de circo que nos amaestran y si no lo hacen seguido se nos olvida?, que yo recuerde eran trucos muy sencillos: hacer filas, ceder el paso al peatón,  no frenar sobre la cebra, pasos intercalados en los cruces, no hacer doble fila, no parquear en andenes, respetar los pares y sobretodo sanción social a los “vivos”. Resulta que con los cambios de alcaldes y como suprimieron el presupuesto en mimos, ya se nos olvidó hacer estas cosas, pero el problema es Bogotá, no nosotros.

Porque el trancón es insufrible y no hay mas vías, pero usted tiene dos carros y le parecen carísimos sus impuestos (con los cuales en teoría se construyen dichas vías) que no mira una bicicleta ni para ver a Nairo, porque no se ha dado cuenta que asi como quejarse de Bogotá, otro lugar común es vivir donde vive todo el mundo e ir a trabajar donde trabaja todo el mundo y trasladarse a la misma hora de todo el mundo (aplica desde Cedritos hasta Castilla) , la ciudad es quien debe adaptarse a sus hábitos y no usted adaptar los suyos para tratar de aliviar el sufrimiento que le causa el Distrito Capital. Es apenas lógico que la ciudad deba proveer un sistema de transporte masivo: seguro, constante, humano. Atribuciones que Transmilenio en su hora pico tiene pero “in”, sin embargo basta con observar busetas atiborradas de gente en la 13, y buses vacíos del SITP que van para el mismo lado , todo porque “no me han enseñado” , porque no hay mimos, porque la pereza y el llegar a quejarme de Bogotá (y por supuesto de los buses vacíos del SITP) me sale mucho mas barato que ser autodidacta, aprender sobre las rutas, cargar mi tarjeta y viajar seguro, limpio y tranquilo, es cuestión de mirar que puede hacer usted por su ciudad y no que puede hacer la ciudad por usted, citando a John Fitzgerald, quien hoy se aterraría de lo que se demora en llegar a Kennedy en uno de sus 2 carros, a las 5 de la tarde.

La inseguridad es un tema con mas variables que la libreta de apuntes de Einstein, pues aca por default recibimos a todo desplazado, varado, caído en desgracia, emprendedor y como no el ocasional vago que sabe que en Bogotá, a las buenas o a las malas, se hace plata, ojo, no trivializo el tema del desplazamiento, pero si es muy delicado que sea Bogotá la encargada de resocializar económica, anímica y profesionalmente a la gran mayoría de víctimas y victimarios de la eterna guerra. A quienes gobiernos nacionales incapaces de retornarlos a sus tierras, les separan 4 paredes de cemento en una loma, en una urbanización, barrio, localidad y ciudad que desconocen y poco estiman, es un coctel que junto al aburrimiento, la cultura de la plata fácil y la escasez de oportunidades al que se maleduca públicamente y logra su grado 11; que nos tienen a merced y contra la pared de que los designios que tomen sean para bien.  Aplaudo el descenso en homicidios que tiene Bogotá, una ciudad tan inmensa con índices de homicidio muy por debajo de sus pares latinoamericanas y colombianas, diría yo se vive en una ciudad mas segura si menos gente muere en manos del hampa, pero eso a los quejetas profesionales no les interesa, aquí el crimen de alto impacto es el (redoble de tambor) robo de celulares, el robo de espejos y en general toda alteración de frivolidad que me saque de mi zona de confort, si, no es normal, no debería serlo, es una completa embarrada no poder quejarme en vivo y en directo vía Facebook del trancón porque me raponearon el celular, pero ante eso solo hay una solución (en nuestras manos), denunciar, estadísticas indican que menos del 5% (cinco) de personas que sufren este flagelo, hacen una denuncia efectiva, porque en Bogotá reina el Nadaísmo: “como no va a pasar nada, pues yo no hago nada”,  gana la pereza (en esto colaboran mucho las autoridades quienes ven en detrimento su trabajo si crecen las denuncias) de denunciar, a la de llegar a escribir el blog que generaliza nocivamente a la maltrecha Bogotá.

Lo anterior sin llegar aún al nulo sentido de pertenencia que tienen los habitantes de esta ciudad por ella, “la ciudad de todos y de nadie” dicen, preferiría yo “la que usan todos y no quiere nadie”, porque aquí caben desde la gente de provincia que vive , estudia, trabaja y explota las capacidades y oportunidades de Bogotá,  denigrando cada vez que pueden a la misma, se devuelven una vez al año a sus ferias y fiestas y no le aportan ni un gramo de optimismo y cultura ciudadana a esta tierra; dan ganas de parafrasear a los Prisioneros: “¿Porqué no te quedás?” . Hasta los mismos bogotanos que malcriados tratan a su tierra como tratan la casa de su mamá, dan por sentado que debe estar limpio el cuarto, tendida la cama y servida la comida, sin necesidad siquiera de dar las gracias o aportar a que la casa en la que afortunadamente nacieron, todo vaya mejor,”yo soy así y la casa se debe adaptar a mi, nunca al contrario”. Antropocentrismo ciudadano egoísta en su máxima expresión.

Asi las cosas y me lo dijo Bogotá al oído: 

“si usted no hace nada por cambiar, por tratar de convivir, movilizarse, colaborar con las autoridades, por lograr cambiar su entorno, al menos su pensamiento, y su deporte favorito va a ser generalizar mezquina y oportunamente sobre mis defectos, me mamé de usted

Se los escribe un oficinista quien ha sufrido las temibles epidemias como el robo de un teléfono, un Transmilenio lleno o un interminable trancón, pero que a su vez ha sido consciente de sus actos y hábitos y de como se pueden cambiar para ser feliz en la ciudad mas linda del mundo, la que tiene los mejores atardeceres, la que prende el aire acondicionado a las 5 cuando el sol está cansón, la que me ofreció las mejores universidades de la región para educarme,en la que no me coge un trancón (aprendí a vivir en contra del mismo, no es física cuántica ) la que me ofrece sus vías para montar bicicleta en una fría pero soleada mañana de domingo, la que me lleva al pasado al caminar por Teusaquillo, la que me lleva al futuro al ver la 26 y me demuestra porque tiene una de las tasas de crecimiento más altas de América, la que enamora a los extranjeros desde su linda Candelaria, la que me ofrece gastronomía del mundo desde La Macarena, o la G, hasta el Olaya con sus interminables lechonerías,  esta hermosa tierra en la que puedo comprar en un Apple store o un Starbucks, pero también en un Apol Estor o los hermosos cafetines del centro.  Desde la que puedo ver los nevados en Suba, o hacer deporte en el Parque El Tunal, el increíble Centro Internacional donde puedo coger un bus subterráneo hasta donde el milagroso chinito de todos los bogotanos en el 20 de Julio, donde existe la cuadra alegre que me invita a bailar como bien demanda Oro Sólido –hasta las 15-, o amanecer al ritmo de House Music en Baum, este lindo lugar que me invita gratis a sus bibliotecas, museos, plazas y bancas, que es tan agradecida que me otorga conciertos de Jazz, Hip Hop y Rock en sus parques, la que me presta su estadio para ver a Guns N Roses y a Millonarios, la que vuelve y me dice al oído:


“se que he tengo mis fallas, pero tu tampoco me reconoces mis virtudes, no renuevas tus hábitos para ser un agente de cambio, te victimizas y generalizas y así es muy difícil

Usted decide que tipo de persona quiere ser; la que se mamó de Bogotá y mezquinamente se cruzó de brazos, de la que Bogotá se mamó, o un bogotano de nacimiento, adopción o accidente, que la ayuda a crecer, valorarla, apoyarla, mantenerla, criticarla constructivamente pero sobretodo quererla y cuidarla hasta la muerte.


Ricardo Varela. o @MuchoHP donde la opinión es mas corta pero mas venenosa